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El programa de hoy resulta de especial interés para nosotras. Ahora entenderéis mejor el nombre de Humo Violeta.
Un 8 de Marzo de 1908, 146 mujeres trabajadoras murieron calcinadas en la fábrica textil de Cotton de Nueva York. Fue por un incendio provocado por bombas incendiarias que las autoridades lanzaron, ante la negativa de las trabajadoras de abandonar el encierro por el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. 

Trabajadoras de la Cotton Textile Factory, en Washington Square, Nueva York 

Incendio asolando el edificio

También, se reconoce como antecedente las manifestaciones protagonizadas por obreras textiles el 8 de Marzo de 1957, también en Nueva York.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) tomó esta fecha como reflexión, no celebración, por la lucha en la igualdad de derechos civiles, políticos, etc.
A su vez, Clara Zetkin propuso el 8 de Marzo como fecha reivindicativa de algo tan básico como el derecho de la mujer a trabajar.

Retrato de Clara Zetkin

En 1910, la denegación del voto y el analfabetismo, era frecuente en la población femenina. Pero, hacía ya décadas que las mujeres habían entrado en las fábricas y siglos de trabajo dentro y fuera de casa.
La declaración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue una manera de poner sobre la mesa, de hacer oficial algo que llevaba años sucediendo. Era el momento de empezar a regular, a reivindicar, a poner en orden en la vida de aquellas mujeres que debían criar a sus hijos y a la vez sufrir largas jornadas de trabajo.
El mundo del arte también ha prestado atención a todas esas mujeres asalariadas que luchan, en público o en silencio, durante toda su vida.

Una de esas obras es "Las planchadoras" de Edgar Degas. Degas fue un atento observador del mundo laboral, en los talleres de modistas o planchadoras. Fue su tema predilecto entre 1869 y 1895. Abarca este tema con figuras aisladas vistas a contraluz que resaltan en la blancura de la ropa. Degas coloca a dos mujeres en la lavandería, una bostezando y otra planchando con fuerza. El pintor realizó cuatro variaciones sobra la composición, casi idénticas. La elección de este tema hace referencia a las preocupaciones naturalistas y sociales de la época. Se capta la lavandería de Gervaise, y nos muestra sin rodeos la miseria de París. Retratadas de lleno en el trabajo, agotadas de cansancio, las planchadoras de Degas testimonian la mirada de complacencia y de ternura. Los gestos cuidadosos, los movimientos efímeros y cotidianos, y los colores pastel que acentúan el drama laboral, serán de gran influencia para el Picasso del período azul.

Las planchadoras, 1884

Howard Miller convirtió su obra en icono. Hablamos de "We can do it!" o "Rose the Riveter" de 1943. Los derechos de las mujeres parecieron olvidarse durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras los varones estaban en la guerra, 6 millones de mujeres fueron redirigidas a las plantas industriales. Para exhortar a las mujeres a esforzarse y trabajar más duro, encargaron a Miller una imagen interna para la Westinghouse.
La imagen, icónica en la propaganda de guerra, fue redescubierta en 1980. Se utilizó para promover el feminismo, debido a su actitud edificante y mensaje evidente. Muchas feministas aprovecharon ésto para rehacer la imagen del empoderamiento, las campañas de promoción, publicidad e, incluso, parodias.
Gemma Lienas tiene claro el mensaje de Rose: "Cómo ser mujer y poder decirlo en voz alta, sin complejos ni miedos, sin dar por buena la autoridad de siempre, la masculina. Cómo ser mujer sin ser puta ni sumisa."

Rose the Riveter, 1943

Y es que conviene tener presente que detrás de un gran artista, siempre hay una gran trabajadora.

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