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Paseamos por las inmensas calles de una gran ciudad. De pronto, una frase nos asalta: en una camiseta o proyectada en el muro de un edificio. Mensajes de una gran potencia emocional que despiertan a mazazos la dormida conciencia social. Y es que la palabra adquiere nuevos significados, el texto es revalorizado y replanteado como un elemento estético más: la literatura se vuelve visual y el arte plástico se vuelve discurso. Hoy, en Mujerarte, hablamos de Jenny Holzer.



Jenny Holzer nace un 29 de Julio de 1950 en Gallipolis, Ohio. Al principio, se trata de una artista abstracta influida por Morris Louis y Mark Rothko, pero, tras mudarse a Nueva York en 1977, comienza a trabajar con textos.



Así, a partir de la década de los 70 se inicia en el arte conceptual con la serie Tópicos, aunque en origen, no se consideraba artista sino activista política. Estampa sus frases en camisetas y carteles que distribuye por la ciudad.
En 1972 saca a la luz Ensayos Inflamatorios, una serie de textos de cien palabras y veinte líneas cada uno, inspirados en célebres autores de la filosofía política, entre ellos Lenin, Rosa Luxemburgo, Mao, Marx, Engels o Emma Goldman. En su conjunto, despliegan una cartografía de significados que evidencia la diversidad contradictoria del pensamiento contemporáneo.
El punto de inflexión de su carrera llega en 1982, cuando sus frases aparecen en Times Square, utilizando como soporte una pantalla electrónica en la que aparecen consignas como  Protégeme de lo que quiero,  El abuso de poder no llega por sorpresa, o  La sumisión total puede ser una forma de libertad.




Holzer se centra en el uso de ideas en espacios públicos. Cuida la apariencia del texto, tamaño, lugar espacial y temporal. Desde letreros luminosos hasta pegatinas, atrae la atención del espectador al mismo slogan, recordándole que cualquier texto – también mensajes publicitarios o gubernamentales- siempre conlleva una existencia material, un tiempo, un lugar y un autor.
No nos da respuestas, plantea inquietantes interrogantes con múltiples soluciones posibles, tantas como espectadores-lectores, en función de las opiniones y vivencias de cada una de nosotras.







La brevedad de unos mensajes cortos en extensión oculta, sin embargo, significados profundos. No con la intención de poner de manifiesto una idea concreta, sino que se plantean como una suerte de interrogatorio que obliga al espectador a pararse, leer, comprender. Reflexionar,  incluso en la propia calle, ya que Holzer utiliza edificios y otros elementos urbanos (bancos, fuentes, espacios publicitarios…), para proyectar sus mensajes, para lanzar una carga de profundidad directa a nuestro intelecto y a nuestra conciencia.
Su explosiva temática da de lleno en los tabúes sociales: sexo, violencia, amor, guerra y muerte.
En 1990 se convierte en la primera mujer en representar a Estados Unidos en la Bienal de Venecia.



En 1993, con la guerra de Bosnia en pleno apogeo, la portada de un conocido periódico alemán publica un mensaje de Holzer. Con tinta mezclada con la sangre de mujeres bosnias se lee: Donde mueren mujeres, estoy totalmente alerta. La consecuencia fue un escándalo de grandes dimensiones. Este trabajo y la serie de fotografías recogidas bajo el título Sex Murder- con frases escritas directamente sobre la piel de mujeres-, es una llamada de atención sobre las violaciones y vejaciones de todo tipo que estaban sufriendo las mujeres en Bosnia.



La lista de exposiciones de Jenny Holzer, entre individuales y colectivas, parece innumerable. Sus exhibiciones más destacables han sido en el World Trade Center, el Reichstag, la Bienal y los Guggenheims de Bilbao y Nueva York.




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