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Queremos presentaros a una extraordinaria pintora del
Barroco italiano. Sus cuadros destacan por los rasgos bellos y enérgicos de
personajes heroicos, la destreza de los juegos de luz y la textura empastada.
Motivos por los que el espectador se siente impactado ante la obra. Todos los
críticos e investigadores coinciden en un mismo punto: se trata de una figura
fascinante y llena de enigmas. Hoy, en Mujerarte, hablamos de Artemisia
Gentileschi.
Artemisia Lomi Gentileschi nace en 8 de julio de 1597 en
Roma. Es la primogénita del pintor Orazio Gentileschi, representante de la
escuela romana de Caravaggio. De él, toma el límpido rigor del dibujo y la
acentuación dramática, claves en el claroscuro. A los 17 años, pinta Susana y los viejos, posiblemente
ayudada por su padre.
Susana y los viejos, 1610
El acceso a las Escuelas de Bellas Artes era, entonces,
exclusivamente masculino. Por eso, a los 19 años, su padre le asigna un
preceptor privado llamado Agostino Tassi. Pero aquí llega el trauma de su vida,
cuando Tassi la viola en 1612. Este horrible hecho causa un gran escándalo y
marca de por vida a la joven pintora. Artemisia realiza entonces Judit decapitando a Holofernes. El óleo destaca
por la violencia de la escena, en la que no sólo se evoca la crudeza de la
decapitación, sino la propia postura de la heroína bíblica Judit. Se ha
interpretado en clave psicoanalítica, como deseo de venganza por la violencia
que ella misma había sufrido.
Judit decapitando a Holofernes, 1611-1612
Tras esto, se instala en Florencia, abriendo un periodo
lleno de éxito. Es la primera mujer en ingresar en la Academia del Dibujo. Se
convierte en una aclamada pintora de corte. Se relaciona con los pintores más
influyentes de la época. Consigue favores
de los mecenas y establece una buena amistad con Galileo Galilei. Entre sus
admiradores, se encuentra el joven Buonarotti, quien le encarga una tela en
memoria de su tío, Miguel Ángel. Se cree que la figura femenina es la
representación de la propia Artemisia. Su fama y belleza eran asombrosas y, con
frecuencia, le piden que se autorretrate en los encargos.
La mala gestión económica obliga a Artemisia a mudarse
con su hija Prudenzia a Roma. Allí, forma parte de la Accademia dei Diossi. A
pesar de los honores, el periodo romano tampoco le resulta rentable.
Se traslada a Venecia. Su pintura sigue siendo alabada,
por obras como Judit con su doncella
o Esther y Asuero. Ésta última obra,
entra en sintonía con los grandes pintores venecianos, a través de ambientes
lujosos y representaciones bíblicas. La escena representa el momento en el que
Esther va a pedir un banquete a Asuero, rey de Persia, para desenmascarar el
boicot al pueblo de Israel. Esther, tras 3 días de ayuno, sufre un desmayo ante
el rey de Persia.
Judit con su doncella, 1618-1619
Esther y Asuero, 1628-1635
En 1630, finalmente se traslada a Nápoles. Se gana el
aprecio del Virrey Duque de Alcalá y del pintor Máximo Stazione. De esta época
data su obra Anunciación y Nacimiento
de San Juan Bautista. Por primera vez, recibe encargos para catedrales.
Nacimiento de San Juan Bautista, 1635
Hace un breve viaje a Londres. En la corte de Carlos I de
Inglaterra, se fraguan obras tan representativas como Autorretrato como la Alegoría de la Pintura. Artemisia se presenta,
en total realismo, en el momento de comenzar a pintar, en un gesto creador.
Impresiona la confusión entre alegoría y autorretrato. Toma la Iconología de la
figura femenina de Cesare Ripa: el cabello rizado desordenado, símbolo de furor
artístico. La cadena con la máscara al cuello, como representación de la
tradición y la máscara de la fidelidad a la naturaleza. Y una tela tornasolada
en el vestido, como alusión al virtuosismo técnico, evitando otros atributos.
Autorretrato como Alegoría de la Pintura, 1630
Se cree que falleció en 1656, durante una plaga en
Nápoles. La artista italiana del colorido, el empaste y la técnica del
tenebrismo, fue prácticamente olvidada tras su muerte.
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